lunes, 8 de noviembre de 2010

Segundo Programa: la bicicleta en Córdoba. Infraestructura y cultura ciclista en la ciudad

¿No les ha pasado ninguna vez que tras un viaje a Holanda, a Bélgica, a Alemania, en el que han visto a miles de personas, de toda clase y condición, moviéndose sin complejos en bicicleta por la ciudad, vuelven a Córdoba pensando por qué en nuestra ciudad no sucede algo parecido? Sería lógico que en un lugar no excesivamente lluvioso, ni con demasiadas inclinaciones, las personas se decantaran por este vehículo sano, no contaminante, ágil y que te da la agradable oportunidad de relacionarte con las personas mientras realizas tus desplazamientos diarios. Máxime, con la demoledora estadística que publicó el año pasado el concejal de Medio Ambiente, Francisco Cobos: en Córdoba, dos tercios de los viajes que se realizan en coche son de menos de 3 kilómetros, la distancia que es considerada más eficaz para moverse en bicicleta.

No se crean que empezamos mal: hace casi quince años, Córdoba se convirtió en una de las primeras ciudades en redactar y aprobar un Plan Director de la Bicicleta, un elemento estratégico fundamental que incluía elementos que con posterioridad han sido copiados por la mayoría de las ciudades que han desarrollado este tipo de planes. Este hecho, junto a la construcción de los primeros tramos serios de vías ciclistas, no cuenten por ejemplo el carril bici del Arenal, eso no tiene función alguna, hizo que la imagen de Córdoba se relacionara de puertas para afuera con la de una ciudad moderna que apostaba decididamente por la bicicleta. Lo que pasaba en el interior lo sabemos todos los que nos movemos en bici por Córdoba: después del arranque inicial el mantenimiento fue nulo, los tramos, que algunas veces contaban con un diseño imposible, carecían, excepto en ocasiones muy contadas, de conexión entre sí, muchos carriles estaban permanentemente invadidos por coches ilegalmente estacionados pero nunca sancionados, y en general, la infraestructura ciclista siempre salía perdiendo ante las protestas de los vecinos de más aparcamientos, o ante nuevos proyectos que modificaban impunemente lo construido sin tener en cuenta en la mayor parte de las ocasiones la sensibilidad ciclista. A la reforma del eje norte-sur por la construcción del aparcamiento subterráneo y paralelo traslado del carril bici a la acera de enfrente, consiguiendo una indeseada fricción con los peatones mediante, me remito. Afortunadamente parece que en los últimos años vuelve la cordura en el diseño y la planificación de vías ciclistas en nuestra ciudad. Podemos estar satisfechos, al menos en su mayor parte, de cómo se está desarrollando el plan actualmente, pero hemos perdido un tiempo precioso y una oportunidad de ser punteros que nunca va a volver. Además, con una política inconsistente, se ha instalado en una parte muy importante de la sociedad cordobesa la idea de que "los carriles bici no sirven para nada".

No crean, sin embargo, que construir vías ciclistas propiamente dichas es la única forma de conseguir que nuestras calles se parezcan más a las de las ciudades que hemos citado. Lo ideal sería no tener que recurrir a ellas. Su misma existencia habla de que en nuestras ciudades aún no hemos sido capaces de calmar el tráfico de vehículos motorizados y adaptarlo a las condiciones de la escala humana, ni de que la población considere a la bicicleta como un vehículo más, alejado de los estereotipos de vehículo del pobre o del hippy ecologista que la han acompañado hasta ahora.

Córdoba podría tener cinco veces más desplazamientos ciclistas de los que tiene. Es, a grosso modo, lo que se ha conseguido en Sevilla con un enfoque integral de fomento de la bicicleta. Me dirán que las inversiones que ha hecho Sevilla, o Barcelona, sólo están al alcance de ciudades de su tamaño e importancia. Yo les digo que Unas ciudades eligen invertir en mejorar su habitabilidad y hacen de ello su proyecto político, y otras sueñan con tener pomposos Palacios de Congresos de diseño para saciar sus ansias megalomaníacas.

En un momento histórico como el que vivimos, las ciudades que sepan adaptarse a consumir menos energía obtendrán una ventaja comparativa enorme. Y en ese escenario, les aseguro que la bicicleta tiene mucho que decir en nuestra ciudad. Comenzamos Las Botas de Siete Leguas, hoy dedicado a la bicicleta en Córdoba.

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